Sueños que nunca se hacen realidad

Cuántas veces se tiene la ilusión de hacer algo pero nunca se intenta, promesas que no se llevan acabo, o deseos que se quedan olvidados por no realizarlos.

Cuántas veces se pierden oportunidades en la vida por la frase: "me da pena".
Ese fantasma que acompaña a la mayoría en muchas actividades que van desde hablar en público, iniciar una relación sentimental, una oportunidad para aprender algo nuevo, conocer a más gente, la lista es interminable.
La realidad es que si se pone en la balanza, normalmente hay muy poco que perder y sí mucho por ganar, aunque la mayoría de las veces ese miedo infundado es más fuerte que atreverse a dar un paso e intentarlo.
Después de todo, lo peor que puede suceder es que todo quede exactamente como estaba antes de intentarlo y atreverse puede abrir un mundo de posibilidades que están esperando a ser descubiertas.
Tener un sueño de entrada es algo positivo, porque se desea tener algo que permite que una persona esté mejor consigo misma y al mismo tiempo en su relación con todos los demás.
Lo importante es plantearse de manera clara qué se desea hacer, cómo se puede llegar a ese objetivo y de qué manera aterrizar esa idea de una manera realista y planeada de tal manera que no sólo sea "intentar" lograr ese deseo, sino llevar a cabo los pasos correspondientes que permitan lograr que ese sueño se haga realidad.